El día que la esperanza volvió


Por: Sara Murad


Al contrario de su costumbre, Lama se despierta por la mañana, sola, sin que su madrastra le despierte con su tosca voz, y sus interminables e insistentes peticiones; abre sus ojos y apenas puede creer que está lejos de todo el sufrimiento.

Aquí nadie puede dañarla, respira el aire con ansia disfrutando del olor a mañana, mientras se pregunta: ¿Será un sueño? y sonríe.

Prepara una taza de café, toma un sorbo, siente la esperanza llenando su alma con cada sorbo.

Alemania está lo suficientemente lejos de la dominación de su padre y la reticencia de su madrastra, se mezclan los recuerdo, felices y tristes, siente sentimientos extraños, siente miedo y alegría a la vez.

Lama siempre fue una chica obediente y mimada por su madre, era el ejemplo de la niña alegre y estudiosa, cariñosa y amable, quiere a la gente y les ayuda, vive y sueña con un mañana mejor; Lama siempre cuidó de sus estudios y aprendió música para complacer a su madre, quien tuvo que dejar sus estudios por las circunstancias difíciles que vivió, así que depositó todas sus esperanzas y sueños en Lama.





Suena el timbre de la puerta, es su tío que le llama, es hora de acudir a la comisaría para comenzar su proceso de asilo; mientras rondan en su cabeza miedos de los que aún no se ha liberado, y se pregunta: ¿Podría mi padre llegar aquí? ¿Lograré vivir en paz? ¿Será verdad que el ser humano tiene derechos en este país? ¿O solo son cosas que dicen en la televisión?

Llega a un lugar repleto de sirios, todos esperan su turno para solicitar asilo, mira a su alrededor, y se detiene al ver una madre que sujeta la mano de su pequeño, que apenas puede caminar, observa cómo le coge en brazos cada vez que tropieza y le besa con cariño, recuerda a su madre guiñándola un ojo con cariño cada vez que lo necesitaba, y sus ojos se llenan de lágrimas, y sus recuerdos la trasladan a ese día en el que su madre dio la vida por salvarla de una bala perdida.

Luego aparece el fantasma de la nueva mujer de su padre, que le alejó de ella, y llenó su corazón y cabeza con su veneno, hasta convertirle en una persona extraña, que no conoce, despiadado, que la pegaba y la maltrataba por el más insignificante motivo, alejándola del colegio, de sus amigos y familiares, incluso el visitar a sus abuelos se convirtió en un sueño.

Hasta que llegó ese día, el día en el que decidió huir con su tío y su familia a Alemania, ya que su padre había decidido hace unos días casarla con un hombre rico, casado y con tres hijos, además de ser grosero y arrogante; este matrimonio sería para ella como una muerte lenta.

Se acordó de las palabras de su madre y su filosofía de vida "No debemos rendirnos nunca, debemos luchar por lo que deseamos", así que no dudó en comunicar a su tío que aceptaba ir con él a Europa, dónde su padre no podría alcanzarla y casarla obligada a cambio de dinero.

Escucha la voz de su tío llamándola: "Lama es nuestro turno", deja todo el pasado triste tras ellas para recibir la esperanza en un nuevo país, sueña con vivir una vida sin tristezas.

Para ver el articulo en árabe

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