La traducción en el ámbito humanitario
Afortunadamente la mayoría de nosotros no tenemos ni idea de
lo que es sufrir una guerra o una catástrofe natural, pues es algo que no se
sabe hasta que se pasa por ello; esa desolación, impotencia y
desesperación que invaden a un ser humano que ha sufrido el devastador efecto
de un tornado, un terremoto o lo que es peor, una guerra... es algo horroroso.
Por eso es fundamental que las personas que pasan por una
situación así se sientan arropadas y comprendidas, pero ¿Cómo ofrecer ese apoyo
y esa solidaridad sin entendernos?
Esta entrada nace de todo lo que día a día sucede a nuestro
alrededor, sin ir más lejos, las inundaciones que están teniendo lugar en el
norte de España; a mí personalmente me ha impresionado la historia del bebé
arrancado por el mar de brazos de su abuelo... No dejo de pensar en ese
hombre y en cómo se sentirá, lo horrible que debe ser esta situación para él, y
por supuesto para los padres del bebe; y aunque sé que no hay consuelo posible
para una situación así, sí que podemos hacerles llegar nuestras palabras de
apoyo mediante las cuales mostramos nuestra solidaridad con ellos.
Pero qué pasa cuando no lo podemos hacer, cuando queremos
ayudar y apoyar, pero no tenemos las palabras adecuadas... lo que me trae a la
mente el terremoto de Nepal del año pasado, esa enorme catástrofe que nos
conmovió a todos, y la participación de Traductores
sin Fronteras que pasó prácticamente desapercibida.
Creo que todos estamos de acuerdo en que la presencia de
médicos, bomberos y equipos de rescate, es esencial, al igual que el envío
de alimentos y medicamentos, y por supuesto que todo el personal que se
desplaza a ayudar habla inglés o francés o ambos, pero es
obvio que no todo el pueblo nepalés habla esos dos idiomas, es más me atrevería
a decir que la mayoría a penas hablan uno de esos dos principales idiomas de
contacto, y es aquí donde surge la necesidad de un buen intérprete de
la lengua local, no solo para comunicar de la forma más adecuada y eficaz las
indicaciones, los procedimientos, o cualquier otro tipo de información útil en
estas circunstancias, por parte de los equipos de rescate y los voluntarios a
los ciudadanos, a la vez que hacer llegar los problemas o solicitudes que
pudiesen tener los afectados; sino que también para poder ofrecer esa sensación
de cercanía, y ese soporte tan necesario, en esos momentos tan duros.
Y al igual que sucede en las catástrofes naturales, ocurre
en los conflictos armados, ya que, para denunciar abusos, comunicar necesidades
especiales, y prestar apoyo tanto médico como psicológico, es esencial que la
comunicación se realice en el idioma local, para garantizar la correcta
transmisión de la información en cuestión, y no perder ni omitir parte de la
misma por el desconocimiento de los idiomas de comunicación (EN-FR).
también hay que tener en cuenta, que una persona en una
situación tan complicada, no se sentirá cómoda expresándose en otro idioma ni
capaz de pensar en cada palabra para transmitir sus ideas o sentimientos, pero
sí que lo podrá hacer de una forma mucho más fluida utilizando su propia lengua.
Esto sin olvidar que en muchos casos los afectados pueden
ser personas mayores o niños pequeños, que no conocen otro idioma que aquel que
hablan en su día a día.
Hablando desde mi experiencia colaborando con CEAR y ACCEM;
lo veo todos los días, pues un refugiado, llega cargado de vivencias
personales, de situaciones difíciles que ha vivido, además de un cúmulo de
obstáculos que ha tenido que superar y otros aún pendientes.
Llega cargado de todo esto y se encuentra con la
incertidumbre de lo desconocido, de leyes y reglamentos desconocidos para él, y
una sociedad que desafortunadamente no siempre es acogedora; y su única forma
de comprender lo que le rodea y de expresar sus dudas y sentimientos es
mediante las palabras; palabras que a falta de intérpretes, no se
entienden, ni encuentran su destino adecuado, pues es totalmente cierto que
existen servicios muy buenos ofrecidos por las ONG que
trabajan con los refugiados, entre otros destaca la atención
psicológica, jurídica y social; desde estos servicios apoyan a los refugiados en
sus primeros pasos de esta nueva vida, y les informan sobre los procedimientos,
y trámites que deben realizar, pero todo eso se reduce considerablemente cuando
el receptor de dicho apoyo, no entiende lo que se le ofrece o las indicaciones
que se le dan.
Esta situación la conocemos muy bien todos los que intentamos
echar una mano a los refugiados recién llegados a Europa,
facilitando toda la información necesaria en árabe a través de Traductores
sin fronteras, o una vez llegan a su destino colaborando con organizaciones
como CEAR, ACCEM o Cruz
Roja.
Después de reflexionar sobre todo lo anterior, hoy me he
despertado con la sensación de que los traductores e intérpretes somos como
soldados invisibles que, desde el anonimato, contribuimos a que la lucha de los
refugiados sea un poco menos dura. Esta idea me reconforta, porque en mi propia
manera, estoy ayudando a que el mundo muestre una faceta más humana y
solidaria.

Comentarios
Publicar un comentario